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Patmos es la más septentrional de las islas que forman el archipiélago del Dodecaneso. Es una de las más pequeñas en tamaño pero no por ello es la menos conocida; muy al contrario, su nombre evoca directamente la religión cristiana ya que en ella fue donde San Juan el Evangelista estuvo desterrado y escribió entre los años 95 y 97 d.C. su evangelio «El Libro de la Revelación, el Apocalipsis» tras serle transmitido de forma divina como cuenta la tradición religiosa.
En la actualidad la isla de Patmos sigue marcada por este hecho. El impresionante monasterio consagrado a San Juan parece dominarlo todo y la isla sigue siendo un importante lugar de peregrinación. Hasta los usos y costumbres de la isla están condicionados por esta fuerte influencia religiosa; como ejemplo sirve el hecho de que en sus playas esté prohibido tanto el nudismo como el topless.
Según la mitología, Patmos estaba sumergida en el mar hasta que la diosa Artemisa pidió a Zeus que la hiciera emerger. Históricamente, fue utilizada por los romanos como lugar de exilio, motivo por el cual San Juan llegó aquí. En el siglo XI, el emperador bizantino Alejo I Comneno cedió la isla al monje Christodoulos para fundar el monasterio, convirtiéndola en un estado monástico soberano.
La capital, Chora, ha sido denominada la «Jerusalén del Egeo». Es un laberinto de casas blancas y mansiones señoriales (siglos XVI-XVII) a los pies de la oscura mole pétrea del Monasterio de San Juan el Teólogo. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este monasterio-fortaleza del siglo XI alberga tesoros incalculables: frescos, iconos bizantinos y una biblioteca con documentos únicos, incluyendo páginas del evangelio de San Marcos más antiguo conocido (escrito con letras de oro y plata sobre pergamino púrpura).
A medio camino entre el puerto y Chora se encuentra la Gruta del Apocalipsis. Allí, mirando al mar, se abre la cueva donde San Juan recibió la revelación. En el interior se pueden ver los huecos que, según la tradición, le servían de almohada y para apoyarse al levantarse. Es un lugar de atmósfera mística sobrecogedora.
Skala es el puerto y centro comercial, lleno de vida, tabernas y tiendas. Desde aquí se accede a:
A pesar de su tamaño, Patmos tiene playas excelentes:
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